Si le hubieran contado al padre de José Luis, cuando montó el ultramarinos del pueblo, que su bisnieto iba a vender hamburguesas, ya de por si exóticas y además, rellenas de mil ingredientes, y por algo tan moderno como internet… Hubiera pensado que le tomaban el pelo.
Normal.
Y es que el salto que ha dado la familia Recio es el mejor ejemplo de como adaptarse a los nuevos tiempos que les ha tocado vivir, utilizando los medios de información y comunicación a su favor y sin perder su esencia: el amor por trabajo bien hecho.
Y además manteniéndose en el pueblo que les vio nacer.
Todo comienza en el pueblo de Mallén, provincia de Zaragoza hace unos cuantos años. La gente de allí se ganaba, y se gana, la vida en el campo y alguna industria cercana. Pero el bisabuelo de José Luis, que inaugura la saga, hace algo diferente: monta lo que será el primer negocio, un ultramarinos.
En el ultramarinos se podía encontrar desde semillas, patatas, conserva, aperos de labor… ¡hasta alpargatas! Un mini Corte Inglés en Mallén.
Pero el abuelo de José Luis decide años más tarde probar algo más especializado: una carnicería. Reconvierte el negocio familiar y manda traer a su hijo de vuelta, estaba de pastor, y abren juntos la primera carnicería Recio.
Pero no vivir en Zaragoza era un problema para el suministro de carne. Pero nada que un cubo y ganas de madrugar no pudieran solucionar. Como suele contar José Luis, su padre cogía el autobús para Zaragoza por la mañana, con su cubo y lo que pudiera llevarse, y compraba en Merca Zaragoza carne y menuceles. Se cogía el autobús de vuelta y por la tarde elaboraba y preparaba todo lo que iba a vender al día siguiente bien temprano.
José Luis heredó el amor por el trabajo duro de su padre y cuando él se fue retirando se puso al frente de la carnicería. Las ganas de hacer cosas nuevas les llevaron a madre e hijo a ir ofreciendo croquetas, preparados y empanados, a la vez que se surtían de nueva maquinaria y utillería para que la carnicería pudiera ofrecer cada vez producto mejor y más variado. Entonces ya hacían hamburguesas, pero aún no habían llegado a su famosa hamburguesa rellena.
En ese tiempo José Luis forma una familia, Irene se une al equipo Recio y es entonces cuando la pareja con la ilusión y desparpajo de crear algo que nunca ha hecho nadie idean una hamburguesa diferente. Será una hamburguesa más gruesa y recia de lo normal. Y como hay que bautizarla será la burguer rellena Recius.
Una cosa lleva a la otra y al poco tiempo se les ocurre que al ser más gruesas y contundentes se podrían rellenar de ingredientes que normalmente nos gustan comer junto a nuestras hamburguesas: foie, cebolla caramelizada, tomate fresco, longaniza…
Las ideas hay que probarlas y la familia cocina en su casa cualquier idea por muy loca que sea para comprobar si funciona. Así se encuentran probando por ejemplo el foie de Soria con su hamburguesa artesana. No fue fácil combinar las dos texturas de carne, el foie se deshacía en la plancha, pero tras muchas pruebas lograron una hamburguesa sabrosa y tierna a la vez, con la jugosidad untuosa del foie soriano.
Podría el herrero de Mallén contar con los dedos de las manos la de veces que tuvo que modificar la máquina para rellenar esas hamburguesas y… le faltarían manos.
Pero el tesón de José Luis e Irene no conocía límites, así que se encontraron ofreciendo sus hamburguesas rellenas por primera vez a sus clientes para fiestas del Carmen en 2014.
Fue tal el éxito en el pueblo que pronto les supo a poco tener solo una hamburguesa rellena, así que crearon la Javicus Magníficus, Implossion, Praedium… Cada hamburguesa gourmet ha sido un reto conseguir hacerla con el nivel de calidad y cantidad de carne que se habían impuesto lograr.
Cuenta Irene que durante meses su cena era las hamburguesas de prueba que ideaban hasta que se quedaban satisfechos con las pruebas y las podían ofrecer a sus clientes en la carnicería.
La familia de Hamburguesas Recius ha ido creciendo a la par que la familia Recio, tienen 3 hijos pequeños, y por las mañanas Irene reparte a su hijos entre coles y guarderías pero la más pequeña, un bebé de meses, les acompaña a menudo en la carnicería.
La imaginación de esta familia y sus ganas de crear no tienen sueños pequeños, ¿con qué nos sorprenderán dentro de poco?¡Estaremos atentos!
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